¿Vives en Alemania? ¿Planeas visitar este bonito país? ¿Te gusta la historia y la cultura europea? En este blog te vamos a contar 10 interesantes aspectos de la vida del rey Federico II el Grande de Prusia – uno de los personajes más carismáticos de la historia germánica. Fue un soberano, cuyo legado no se deja fácilmente etiquetar. ¿Sensible filósofo y músico? ¿Destacado caudillo? ¿Creador de la potencia militar prusiana? ¿El autor de la agresiva política expansionista? ¿Reformador? ¿Refinado pensador de la ilustración? Todas estas cualidades forman parte de la personalidad del rey, pero ninguna refleja la verdad absoluta de su carácter. ¿Quién fue entonces Federico II el Grande de Prusia? En este post te presentamos 10 cosas que deberías saber sobre este soberano, cuya herencia influyó la historia de Alemania.
Federico nació en el año 1712 en el reino de Prusia – uno de los 300 estados que formaban parte de Sacro Imperio Romano Germánico. Su padre, Federico Guillermo I estaba completamente decidido a convertir Prusia en una importante potencia militar europea. Durante su reinado se aumentó el número de soldados de 40 a 80 mil. Además de esto, su padre siempre vestía el uniforme militar y pasaba su tiempo libre acompañado por soldados y oficiales.
En la historia se lo conoce como el Rey Sargento. La más famosa fue su guardia de Potsdam – el sexto Regimiento de Infantería con el nombre de «Lange Kerls» («Chicos Largos»). Los granaderos debían medir por lo menos 1,88 metros – que era una altura extraordinaria para los estándares de la época.
Federico tenía muy mala relación con su padre. Criado por los tutores hugonotes, el príncipe heredero se enamoró de la literatura, música y filosofía francesas. Le gustaba escribir poemas y tocar la flauta. Estas aficiones no cumplían las rígidas expectativas de su padre, dedicado 100% a los asuntos de ejército y del estado. El rey padre detestaba los intelectuales, científicos y filósofos. No podía entender la fascinación de su hijo por la poesía y música. Como atestiguaban los contemporáneos muchas veces humillaba al pequeño Federico en frente de todos, le gritaba y lo golpeaba. El conflicto más grave se produjo cuando el rey no autorizó la boda de Federico con su novia inglesa. El joven decidió huir de la opresiva cautela de su padre y dirigirse al extranjero.
Los años pasados a cargo de tropas militares despertaron el interés de Federico a los asuntos de ejército. Después de la muerte de su padre en 1740, el nuevo monarca asumió el poder, comenzando el capítulo de las grandes conquistas. Primeramente, las tropas prusianas atacaron la provincia austríaca de Silesia. Empezaron así las guerras silesianas, donde el Federico II mostró el talento militar en todo su esplendor.
El ejército prusiano superaba sus adversarios en la táctica y en el nivel de entrenamiento. El número de los soldados subió de 80 a 140 mil. Las tropas podían ejecutar complicadas maniobras disparando continuamente diferentes pelotones hasta 5 balas por un minuto.
La gran diferencia, comparado con otras potencias europeas, fue que el rey Federico II asistía personalmente en las campañas militares. Esto mejoraba mucho la moral de sus soldados. Una de las primeras grandes victorias fue la batalla de Hohenfriedeberg en 1745 (hoy Dobromierz) en Silesia. 62,5 mil solados de la coalición austriaco -sajona se enfrentaron con 58,5 mil Prusianos. La victoria del Federico fue incuestionable. Los austriacos perdieron casi 9 mil, comparando con 4,8 mil de solados prusianos. Después de la batalla, Federico supuestamente compuso la famosa marcha militar –Der Hohenfriedberger Marsch, (la pueden escuchar aquí) que se convirtió uno de los clásicos de la música militar alemana.
Los otros enfrentamientos que inmortalizaron el nombre del Federico como excelente caudillo fueron: la batalla de Rossbach (5 de noviembre de 1757), donde el soberano prusiano derrotó a las fuerzas aliadas encabezadas por Francia y la victoriosa batalla de Leuthen contra los austriacos (5 de diciembre de 1757) en las cercanías de Breslavia en Silesia. Ambas peleadas en el contexto de la Guerra de los Siete Años, confirmaron su denominación el Grande.
El momento más dramático en la aventurera vida del Federico el Grande, sucedió durante la dicha Guerra de los Siete Años. En el transcurso de ella, la suerte bélica comenzó favorecer paulatinamente los opositores. La coalición compuesta por Francia, Austria y Rusia – en su conjunto con más de 80 millones de habitantes estaba a punto de aplastar el pequeño estado prusiano de 5 millones de almas.
Durante la peor derrota en la carrera militar de Federico II – la batalla de Kunersdorf (12 de agosto de 1759) el rey casi perdió su vida. Aparentemente, la bala se desvió por la tabaquera del rey, la que siempre guardaba en su bolsillo. Sin embargo, las victoriosas tropas aliadas no siguieron rumbo Berlín para acabar con la existencia de Prusia. El rey en una de sus cartas lo describió como el Milagro de la Casa de Brandemburgo.
En 1761, después de feroces luchas de casi 6 años, el ejército prusiano se encontraba muy debilitado, el país y su economía arruinados. Las grandes enemigas – María Teresa de Austria y la Zarina Isabel I de Rusia eran unánimemente convencidas de aprovechar el completo agotamiento de Prusia. Federico el Grande seriamente consideraba la perdida de su reino y estaba al borde del suicidio.
No obstante, el 5 de enero de 1762, se produjo el segundo milagro. Falleció la emperatriz Isabel I de Rusia. Su sucesor, Pedro III fue un gran admirador y entusiasta de Prusia, fascinado con el personaje de Federico. Asumiendo el poder de inmediato, mandó retirar las tropas rusas, salvando así la monarquía de los Hohenzollern. Un parecido milagro esperaba Adolf Hitler en la primavera 1945 escondido en su búnker (vamos a hablar de ello más tarde)
A su esposa, Isabel Cristina de Brunswick-Bevern, la trataba con respecto y honores. No obstante, su separación llegó en corto tiempo. Cuando construyó su palacio veraniego Sanssouci en Potsdam, era casi exclusivamente reservado para la compañía masculina. La reina no tenía el permiso de quedarse durante la presencia del rey. Después de varios años de no ver a su esposa, ya que el Rey Federico el Grande estaba luchando en la Guerra de los Siete Años, sus únicas palabras aparentemente fueron – «Madam, se hizo más corpulenta». La pareja nunca tuvo hijos y el rey apuntó a su sobrino como su sucesor.
La Falta de hijos y las frías relaciones con su esposa despertaba muchas especulaciones sobre la homosexualidad del rey. Esto se debe más que nada a varias alusiones hechas por Voltaire. El poeta y filosofo francés pasó 3 años viviendo en Berlín y Potsdam. Mencionaba después que a Federico le gustaba mucho la compañía de los guapos oficiales y pajes. También se especulaba sobre el tipo de relación que tenía el rey con el amigo que ejecutaron, el teniente Hans Hermann von Katte.
No existe ninguna fuente histórica que compruebe las preferencias de Federico, sin embargo, caminado por la hermosa Sala de Mármol en el Palacio Nuevo de Potsdam, construido por él, en la bóveda, se puede admirar una simbólica escena de la mitología griega. El joven Ganímedes, raptado por Zeus, fue llevado al Olimpo para convertirlo en su amante, ¿Qué coincidencia verdad?
Una de las grandes cualidades de Federico II el Grande de Prusia era su amor por la música. Desde muy pequeño, él y su hermana Guillermina de Prusia, comenzaron a tocar juntos. Ella tocaba violín, un instrumento más romántico y proclive a improvisaciones, mientras el príncipe heredero, la flauta – instrumento lógico y ordenado. Las composiciones del rey se puede escuchar y disfrutar hasta día de hoy (aquí).
La otra afición de Federico el Grande era la filosofía y literatura. Desde muy joven escribía cartas con el famoso filósofo de la ilustración, Voltaire. Esta correspondencia pertenece a unos de los más fascinantes documentos de la época. Entre los años 1750-1753 Voltaire vivió en Prusia, quedándose en el palacio de Sanssouci. Ambos veían beneficiosa esta relación. El rey obtenía una importante “pluma” que podía alabar sus hazañas y logros, el francés una estable fuente de ingresos. Sin embargo, la larga amistad pasó por momentos de crisis, con la salida del Voltaire de Prusia y la confiscación de sus cartas por los enviados de Federico en Fráncfort.
Otros relevantes intelectuales, que pasaron tiempo en Prusia, eran: el matemático y físico Leonardo Euler y Jean Le Rond d’Alembert, famoso filósofo y enciclopedista, uno de los máximos exponentes del movimiento de ilustración. El palacio Sanssouci se convirtió en un importante centro intelectual de Europa. Las conversaciones tocaban temas profundos como la inmortalidad del alma, el objetivo de existencia humana, la importancia de la religión. Este ambiente de la razón, discusión y poder intelectual le ganó al rey Federico una imagen de perfecta encarnación del absolutismo ilustrado.
El ambiente de la época de la ilustración influyó que la política de Federico el Grande fue más tolerante en los temas de religión comparada con otros monarcas Europeos de su tiempo. Desde luego no visitaba frecuentemente las ceremonias religiosas, como solía hacer su padre, el rey Sargento. Al contrario, Federico muchas veces comentaba los rituales y costumbres religiosas con sarcasmo e ironía.
Por otro lado, el rey estaba muy lejos del ateísmo extremo, predicado por su amigo Voltaire. El soberano prusiano veía la utilidad de la religión para el buen funcionamiento del estado y nunca cuestionaba la tradición protestante de su país. Supuestamente, el rey habría dicho «nach seiner Façon selig werden», que significa en alemán que cada cual puede salvarse a su manera. Uno de los buenos ejemplos de su tolerancia religiosa fue la construcción de la catedral católica de Santa Eduviges en Berlín, que fue la primera iglesia católica erigida en la capital Alemana después de la Reforma protestante.
También se puede mencionar la política del rey hacia los judíos. Aunque fue menos tolerante que hacía otras confesiones cristianas, también se introdujeron varias enmiendas en el Privilegio General de 1750. En esa fecha, se introdujeron seis tipos de castas de judíos con diferentes tipos de derechos. Gracias al permiso otorgado por el Rey Federico el Grande se restableció después de 300 años la comunidad hebrea en la ciudad de Breslavia. (se lo comentamos durante el freetour por el Barrio Judío de Breslavia)
Una de las cosas importantes que hay que saber sobre Federico el Grande fue, su gran interés por la arquitectura. Cabe mencionar que durante su reino se construyeron monumentos emblemáticos que hasta día de hoy impresionan los visitantes de Berlín o Potsdam.
En la capital alemana, uno de los grandes logros, fue un completo barrio diseñado en gran parte por el arquitecto predilecto del rey Georg Wenzeslau von Knobelsdorff. La zona conocida hoy como Forum Fridericianum pertenece a una de las más bellas y representativas partes de la ciudad. Los edificios situados a lo largo de la Avenida Unter den Linden (Bajo de los Tilos) tales como, el Palacio Municipal, la Biblioteca Antigua, el Palacio del Príncipe Heredero, el Palacio de las Princesas, el Antiguo Arsenal de Berlín, la Opera, la Catedral de Santa Eduvigis o el Nuevo Cuerpo de Guardia, atestiguan la gran dedicación de Federico a transformar su capital en una importante metrópoli europea. (El freetour en español en Berlín)
Sin embargo, la ciudad donde el espíritu del rey prusiano está más presente, es sin ninguna duda, la capital de Brandemburgo. Tomando el freetour por el centro histórico de Potsdam, uno se puede percatar del impresionante legado del monarca prusiano. No se trata solamente de los famosos palacios de Sanssouci o el Palacio Nuevo junto con sus hermosos jardines y parques. Si no también de los edificios del Ayuntamiento Antiguo, actual Museo Barberini o el encantador Barrio Holandés. (nuestro blog sobre que ver en Potsdam). Toda la ciudad está impregnada del ingenio de Federico y su gran pasión hacía la arquitectura. Video de la ciudad de Potsdam.
Estudiando sobre el personaje del rey prusiano Federico el Grande, hay que tener en cuenta, que fue recordado como el gran reformador, y padre de la nación. Es cierto que el mismo Federico el Grande se expresaba asimismo como el primer sirviente del Estado. Se levantaba muy temprano y trabajaba varias horas, interfiriendo en casi todos los aspectos de la vida de sus súbditos, desde las relaciones económicas y la política mercantil hasta el número de pisos de las casas.
Uno lo los aspectos más recordados de su gobierno fue incentivar el cultivo de las patatas entre los campesinos prusianos. En su tumba hasta día de hoy los visitantes dejan las papas en el acto de agradecimiento. También conducía grandes proyectos de colonización secando pantanos y zonas fangosas. Como fiel creyente del mercantilismo impulsaba varias manufacturas del estado en el sector metalúrgico, minero, textil y por supuesto de la fabricación de porcelana.
Para cerrar nuestra lista de los interesantes aspectos de la vida de Federico el Grande cabe resaltar la importancia que le atribuían posteriormente los alemanes. La imagen del rey prusiano – como un victorioso caudillo y eficiente gobernante fue sucesivamente usada en la propaganda de la extrema derecha durante los tiempos inestables de la República de Weimar (1918-1933). Después de la llegada al poder de los nazis, el ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich Joseph Goebbels daba mucha cobertura en la prensa nacionalsocialista a la comparación entre el viejo rey Federico II y el nuevo caudillo alemán Adolf Hitler.
Uno de los momentos más simbólicos fue así llamado Día de Potsdam (ve nuestro blog sobre los sucesos históricos de Potsdam) el 21 de marzo 1933. En esta ocasión se inauguró el nuevo Parlamento Alemán (tras el incendio del edificio de Reischstag el día 27 de febrero 1933). Presentes en la ceremonia eran descendientes de la casa de Hohenzollern – príncipe heredero Guillermo y sus tres hermanos sobrevivientes. En la Iglesia de la Guarnición, donde se encontraba la tumba de Federico, el presidente del Reich (Reichspräsident), Paul von Hindenburg, y el nuevo canciller del Reich (Reichskanzler), Adolf Hitler, se dieron un famoso apretón de las manos. Era un símbolo de la alianza de la vieja Alemania monárquica con la nueva fuerza de la derecha nacionalsocialista. En la prensa oficial se presentaba a Adolf Hitler como el sucesor de la política de Federico el Grande.
Es un dato histórico comprobado que durante sus últimas semanas en el búnker de Berlín en la primavera de 1945 Adolf Hitler tenía colgado arriba de su escritorio el cuadro del rey Federico II el Grande. Cuando el día 12 de abril de 1945 murió el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, la propaganda nazi interpretó este evento como una «señal» de la salvación final del Tercer Reich. Muchos creían que se repitiera la historia con el Milagro de la Casa de Brandemburgo. Se afirmaba que los EE. UU. se retirarían inmediatamente de la guerra y que Gran Bretaña y la URSS se enfrentaría entre sí. Sin embargo, el nuevo presidente estadounidense Harry Truman declaró el día después que EE.UU continuará la guerra hasta la final capitulación del Tercer Reich. Esta vez la historia no volvió a repetirse. Ningún milagro pudo salvar la cúpula más alta de Alemania nazi y quizá Hitler, al momento de suicidarse, vió la cara de Federico el Grande.
Aquí termina nuestra lista de las 10 cosas que vale la pena saber sobre el rey prusiano Federico II el Grande. Indudablemente, fue un personaje polifacético, que pasó por varios altos y bajos en su vida. Además, descubriendo las ciudades alemanas de Berlín o Potsdam se siente la presencia de su legado. ¿Por otro lado, el culto que lo rodeaba durante la dictadura del Tercer Reich, hace vigente la pregunta si realmente es una persona admirable y quizá no merece tanta atención en la actualidad? ¿Tú que opinas?
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